jueves, 17 de marzo de 2016

Viaje islas galapagos

Supongo que cualquier otra persona se asustaría, quizá estaba hablando con un loco, con un psicópata, pero a mí no me daba esa impresión. Estuvimos más de una hora conversando, aunque me costaba entenderlo pues hablaba en voz baja.
- Me hablas así porque no quieres que te reconozca –le decía Viaje islas galapagos.
- Soy tu admirador secreto.

El reía, y seguía contándome cosas, pero ya no sólo de sexo, sino de pensamientos y sentimientos. De repente, la conversación se cortó.

A los pocos minutos volvió a llamar, era ya 1.30 de la fuente.
- Disculpa, me había quedado sin batería y no quería que creyeras que me iba sin despedirme.
Siguió contándome cosas, me habló de libros clásicos, de sentimientos... y ya no hablaba en susurros. Me gustaba su voz.
- ¿Te has dado cuenta de que no me susurras?, y lo peor de todo es que no te reconozco, no sé quién eres.
- Antes te hablaba en susurros porque estaba excitado, siempre lo estoy cuando te pienso, pero ahora no lo estoy, estoy contento de haber hablado contigo como lo hemos hecho, y me siento feliz. Te dejo descansar, y ... te quiero.

Colgué con una sonrisa en los labios. Estuve a punto de decirle: “¿nos vemos?”.

Quisiera enamorarme, ¿o no?, pues no lo sé
14 de febrero, día de los enamorados. ¿Y quien me ha felicitado? pues poca gente: Marcos –aunque ya lo esperaba- y D –vaya sorpresón-.

- ¿Me quieres? –me ha dicho.
Después de un largo silencio, le digo:
- A mí me cuesta mucho enamorarme, de hecho no suelo hacerlo.
- Pues yo te quiero
(Teniendo en cuenta que sólo nos hemos visto 4 veces, es todo un record).

La última vez que me enamoré fue de mi ex marido, y de eso ya hace 14 años. Y tampoco fue de quien más enamorada estuve.
- Tú querías más a E –siempre me decía.
E fue el último novio que tuve antes que él. El día que terminé con uno, empecé con el otro.

Con E lo habíamos hecho esa misma tarde en el baño de la oficina. A mí me encantaba estar a solas con él, era encantador, apasionado, generoso… pero cuando estábamos con otra gente cambiaba por completo: le gustaba ser el centro de atención de todos -un fantasma, que se llama- siempre presumiendo, vacilando… Era el mejor amante que había tenido hasta entonces, y aunque quería enamorarme de otra persona, siempre regresaba a él.

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