Ya he hablado de él en otro post. Se puede decir que no Turismo Punta cana mi tipo, y si me fijé en él fue por el morbo que me daba que el se hubiera fijado en mí.
Vivía fuera de mi ciudad, así que cuando tenía que quedarse a algún acto por la noche, se quedaba en un hotel cerca de la oficina. Una noche tenía una reunión muy importante que terminaba con una cena.
- Me pasaré a tomar el café (a solas) –le dije en broma.
- A ver si es verdad (y nos sacamos esa espinita que ya más que espinita parece una estaca).
A la hora que me pareció más oportuna, le mandé un sms: “¿Y ese aqui?”.
No recibí respuesta. Más adelante supe que aún estaba en la reunión con el Ministro. Ya me imagino su cara al ver que le vibraba el móvil en medio de la reunión y leer mi mensaje.
Nunca tuvimos nada más que besitos, arrumacos y un poco mete-mano en el despacho, pero cuando era la hora de la verdad, siempre se echaba atrás. Creo que su imaginación volaba más que su determinación.
Cuando marché de allí se me preparó una cena de despedida. El y yo nos sentamos algo separados, pero mi amiga, que es como una arpía (de las que a mí me gustan) me decía que no hacia otra cosa que mirar. Al salir, nosotras nos fuimos a la discoteca y él se fue directamente al hotel. Al poco rato, un mensaje en el móvil: “¿Y ese café?”.
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