miércoles, 9 de marzo de 2016

Msqrd

Después de una larga relación de dos semanas, ayer mantuve la que puede ser última "conversación" con la chica que conocí hace dos semanas en el episodio de cibersexo que conté aquí. Durante estas dos semanas hemos mantenido diversos episodios de cibersexo, sexo telefónico, sexo por cam (ojo, yo no tengo cam ya que aún no han sacado al mercado una que sea capaz de abarcar la polla de un vasco, jajaja, perdonar, es una broma mala) y Msqrd telefónicas intrascendentes pero muy agradables. La última vez que hablamos fue el viernes al mediodía: ella quería hablar antes pero yo estaba ocupado, así que cuando le llamé estaba a punto de recoger a su hija a la salida del colegio. Cuando su hija se acercó nos despedimos un poco apresuradamente. El viernes a la noche no la vi en el messenger (di que la tenía ignorada, no me apetece chatear). El sábado a la noche sí estuvo conectada varias horas pero tampoco le abrí. El domingo a la mañana le mandé un sms:

*N#Hola! Qué tal? Estoy en la camita, qué pereza fuente… Preparasteis la cena de amigas? Un besito guapa.

No contestó en todo el día, lo cual me desasosegó bastante. En esto que el domingo a la noche sí la tenía abierta en el messenger y, casi cuando me iba a la cama, se conectó para decirme, entre otras cosas, lo siguiente:

El día 6 de enero conocí a una chica (buen regalo de reyes). Desde entonces hemos hablado varios días, nos mandamos mensajitos al teléfono a diario, esas cosas… Hasta ahí lo bueno, ahora el resto (que malo malo no es). Ese día 6 de enero, a la noche, estaba yo cachondo y decidí entrar a un chat con la intención de dar con alguna chica con la que masturbarme. Habían pasado tres meses desde mi anterior experiencia de cibersexo.

En esto que, aunque resultó difícil (porque en estos chats hay más "buitres" que en las discotecas), acabé hablando en privado con una chica. El cibersexo me resulta muy aburrido; no sé, es como... como un jardín sin flores,... como un cielo sin estrellas,... y, sobre todo, como una paja (pero sin el "como"). Así que le propuse hablar por teléfono. Aunque le costó un poco finalmente accedió a mis pretensiones. Cuando contactamos me contó que no podía hablar alto, puesto que su marido estaba durmiendo ya. Ella se encontraba en el lugar más disimulado de la casa, la cocina. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario