jueves, 17 de marzo de 2016

Ver el Horoscopo

Pues nada, que llevo ya tres semanitas sin nada de nada, y pocas ganas. Me quedaré en casa dándole al ordenador, que se está convirtiendo en mi vicio, y aunque no creo que se me lea mucho, me permite desahogarme y escribir lo que no tengo a quien contar, y después trasladarme de blog en blog como una posesa.

Sólo O y Marcos lo saben, pero están demasiado lejos los dos como para poder compartirlo conmigo, al menos en persona. Así que, ¡feliz Ver el Horoscopo y a seguir cumpliendo los mismos, que estás estupenda!.

Recuerdos de un enlace

Dicen que tener un perro ayuda a vivir de forma más relajada; el hecho de preocuparse del cuidado de un perro, pasear con él, y acariciarlo, ayuda a relajarse. Tanto, que es posible que el ritmo cardíaco descienda, baje la presión arterial y se reduzca la sensación de estrés. También me dijeron que me sería fácil encontrar novio; siempre hay chicos con perro que se detienen ante una chica con perro. Y sí, parece que fue verdad, pues acabé casándome con el veterinario.

Betty era un encanto, todo el mundo quedaba prendado de ella, y ella que lo sabía, se te quedaba mirando con sus grandes ojos negros igual que hace el gato de Shrek. Mi madre nunca quiso tener perro, así que tuve que esperar a independizarme para poder tener uno. Todos los domingos iba a comer a su casa, y el primer día que aparecí con Betty caminando detrás de mí, con su cuerpo regordete y sus pelos al aire, quedó también enamorada de ella. Cuando íbamos en el coche, sacaba la cabeza por la ventanilla, con su melena al viento –la llamábamos Betty surfista– y le encantaba que la miraran desde los otros coches mientras ella iba altanera apoyada en el cristal.

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