miércoles, 22 de julio de 2015

Comida en México

Su rostro era desolador. Desgarrada la piel, poco era el tejido que le había faltado al criminal para solventar sus ansias de cólera. Las lágrimas se habían convertido en telas insípidas lanzadas al piso; el carmín, besos olvidados a la luz de la luna en pleno cambio del hombre a bestia. La noche hacía sombra del brutal asesinato, el silencio marcaba un homicidio a las puertas del amanecer.

Su agresor, un ser de colmillos tan penetrantes como la precisión de un arquero, una fuerza tan descomunal como la de una hormiga en proporción a su tamaño y una belleza tal a la de un Dios...
Hoy tengo poco que contar. O mejor dicho, poco tiempo para Comida en México . Que conste que estoy haciendo un esfuerzo infrahumano para poderles actualizar el blog que tanto desean a diario (ejem, ejem - se oyen carraspeos de fondo -).


Resúmen de ayer, ni fui a ver TORRENTE 3, ni salí por Puertollano aunque sí jugué de titular contra el CALATRAVA y ganamos 3-1. Aunque lo que hizo que no pudiéramos ir a ver TORRENTE 3 ni que yo pudiera salir, fue un encontronazo que tuve en el partido (o eso dicen mis compañeros) al disputar un balón de cabeza y al salir mi cuerpo disparado por los suelos, raspándome con amplitud la parte derecha de mi rostro, magullándome el hombro, detrás de la oreja y haciéndome una herida profunda en la palma de mi mano derecha, además de haberme golpeado fuertemente en la cabeza dejándome más tonto de lo que estoy durante varios minutos de los que no me acuerdo de casi nada. El resultado de las magulladuras os las enseño el lunes cuando vuelva de Benalmádena. Y es que esa es otra de las noticias que quería darles, que mañana cojo el primer TALGO hacia málaga para ver a mis primos y a mis tías (además de a mis padres que están allí también).


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