viernes, 6 de marzo de 2015

Peliculas de culto

- ¡No puede ser… imposible… no puede ser!

Luego, y como si hubiera recordado algo de repente, prosiguió con acento melancólico y suave:

- Nieves, donde esté será feliz jugando con Peliculas de culto cabellos de Isra, enredándolos en la madrugada… seguro madre, seguro.

Y las lágrimas ya besaban sus labios fuente.


Nieves fue hermosa, tan hermosa que las rosas lloraban de envidia. Tan alegre como las campanillas del parque de María Luisa, era tan vital… Dios mío… tan vital, que la muerte se encaprichó.

Israel, llevó el cielo andaluz incrustado en sus ojos, y el sol dormía en su pelo, era tan tierno que las palomas lloraban al verlo pasar, era tan tierno… que las estrellas lo besaron.


Los dos se quisieron con ese amor delirante, ese amor que hace sin ningún límite, con ese amor que se lleva uno forrado en su tumba y aquella rosa que los mató por envidia, lo sabía. Ella al verlos lo supo y se reía agazapada en el muro.

Nieves e Israel, se conocieron una tarde de mayo, en los jardines de Murillo. Una tarde que hería con su trino las paredes de una Torre del Oro embelesada por la belleza del río.

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